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SEMBLANZA DE UNA CHINA SAJRA

(Por: Julio Arenas Pineda)

Vestirnos de chola, no costaba, mucho como un caporal u otra figura de luces, porque hasta el traje del “siku” de Mañazo tenía su costo. No era fácil vestir a la china diabla sin antes conseguir: Pollera de chifón, mantón de seda, blusa floreada, centros con encajes, cabellera blonda¸ aunque para ello había que desvestir a la “Muchacha”. La máscara luciferina se confeccionaba donde el “cara-cara” o car-car, maestro especialista en máscaras de yeso. Las nuestras eran dos especiales, tenían un rostro divino surcado por serpientes, ojos brillantes, nariz bifurcada y dientes de fuego; eran dos caretas para dos figuras de china sajras, una era rubia del loco Meneses y la otra morena del loco Arenas. Soy la china sajra, calincha y traviesa, sin rostro, sin bordados de hilo de oro, de plata, sin más pedrerías que adornen mi traje especial de chola. De cuerpo esbelto y talle cimbreante; cabellera rubia o cabellera negra, de hermosa careta, de ágiles e insinuantes piernas y abultados pechos. Soy la china diabla bailarín anónimo, que levanta manes e incita al deseo… de Pucka pollera o Kello pollera cual una bandera levantada al aire; lleva la comparsa de sikus y diablos, figuras y reinas, las que se desbordan por calles y plazas al compás de un huayño llamado sikuri. Saltando o brincando, meneando mi cuerpo, felino en el ritmo, ágil en el brinco de acera a acera suelto y saltarín, voy de cuadra en cuadra contagiando el alma de los que me miran. La ejecución del baile del sikuri en el conjunto del Barrio Mañazo es en una forma libre de cada persona, concordante con la figura que personifica. Se baila como se percibe la música de zampoña, como llega como se siente en el espíritu y en el corazón; y a nuestro libre albedrío ejecutamos los movimientos, poniendo en cada paso el amor, la fe y nuestros sentimientos en el vibrar de las cañas de las zampoñas y al compás del tum, tum, tum del bombo. Y así se fueron 20 años bailando en los Sikuris del Barrio Mañazo, los demás años fueron de Caporal, pero lo que me reconforta es el recuerdo feliz de ser la mejor china diabla de todos los tiempos, siempre recordada y al haber contribuido al fomento del folklore, amar y a querer a Puno y a lo nuestro por sobre todas las cosas.

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